Camino por sus calles sintiendo la dureza del empedrado bajo mis pies. Acaricio las piedras que forman su muralla, fuertes, robustas, imperecederas.. Han sobrevivido al paso del tiempo sin inmutarse, sabiendo que la vida de los pobres mortales que han vivido, trabajado y sufrido entre ellas no importase.. pues no importa.
Los altos torreones miran altaneros al horizonte, compitiendo con el sol y la luna por la eternidad, desafiantes a las inclemencias del tiempo y se yerguen orgullosas por su belleza imperecedera al tiempo fria y acogedora...
Recorro ensimismada sus rincones, tiempo atrás abarrotados y bulliciosos, ahora solitarios pues sus habitantes ya no están.. Sus palacios antes engalanados y sus casas llenas de vida.. A veces creo que me miran con tristeza, añorando tiempos mejores.. pero sabemos que estarán ahí mucho después de que yo me haya ido, y que vendrán muchos más que pasearán entre esos muros y devolverán la vida a sus calles.
Eso es lo que me hace sentir la Parte Antigua de Cáceres, reconocida como Patrimonio de la Humanidad, tan bella, tan tierna, tan protectora.. tan hermosa.
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